Año: 2017
Superficie: 20.000 m2.
Arquitectos:
Francisco Buenaventura Santisteban Serrano
José Luis Pérez Halcón
Jefes de Proyecto:
Juan José Garrido
Antonio Laguna
Colaboradores:
Enrique Perea
María Cimiano
Belén Carrasco
Fernando Prieto
Ignacio Albarracín
El hotel se emplaza en la única superficie horizontal disponible en el sector. Una meseta plana con pendientes muy pronunciadas en sus bordes.
Una vez descontada de esta plataforma la superficie dedicada a las servidumbres y afecciones de carreteras, el espacio disponible obliga a implantar la pieza edificada en sentido norte sur, orientando las habitaciones hasta el oeste.
Ya que las mejores vistas se encuentran hacia el sur, coincidiendo con la mejor orientación, las plantas se desfasan unas sobre otras escalonándose como si de un abanico se tratase produciendo un giro que las deja enfrentadas al horizonte mediterráneo.
Por último el extremo sur del edificio se escalona generando amplias terrazas exclusivas para las suites, al mismo tiempo que facilita la penetración de la luz solar en la zona de piscinas desde media mañana, evitando proyectar sombra sobre ella.
La zona de piscinas se organiza con láminas de agua desbordantes que generan la sensación de estar nadando en el propio mar.
El hotel se organiza respondiendo a un esquema de única crujía con todas las habitaciones orientadas hacia el suroeste, dejando la orientación menos favorable (contraria a las visuales) para la galería de distribución. Así mismo el complejo cuenta con una zona de 10.000 m2 bajo rasante dedicada a congresos, conferencias y eventos. Grandes salas multiusos y hasta 3 restaurantes, uno de ellos en cubierta, completan la oferta.
En contraste con las visuales de la zona de habitaciones, el resto de las amenities se organizan entorno a patios excavados, que se inspiran en la arquitectura tradicional del norte de África para garantizar la privacidad, el reposo, el control lumínico y el aprovechamiento de la inercia térmica del terreno.