Año: 2020
Superficie: 7.891 m2
Arquitectos:
José Luis Pérez Halcón
Francisco Santisteban
Jefes de Proyecto:
Antonio Laguna
María Eugenia Amarante
Colaboradores:
Ignacio Martín
Raquel Ramos
Fernando Prieto
Jacobo Otero
Complejo, tallado por el movimiento del viento y con una materialidad inspirada en los cordones dunares y en sus tonos arenosos, formado por un hotel de 200 habitaciones que cuenta con un basamento comercial que articula el contacto de la edificación con el paseo marítimo. En la zona más privada de la ordenación, inmersas en el pinar se encuentran 150 viviendas de 4D, 3D y 2D, organizadas en bloques paralelos orientados a sur. Por último en la banda de transición entre el hotel y las viviendas se ubican los apartamentos turísticos de 3 llaves que presenta la fachada más visible hacia el viario interno.
Tradicionalmente los modelos de desarrollo ciudad han sido concebidos en contraposición a la naturaleza. Apoyándose en trazados geométricos regulares se han impuesto al medio natural diferenciándose de éste, separándose y protegiéndose de un medio que, en ocasiones, se comportaba de manera hostil.
En este contexto el principal objetivo es generar un espacio ‘entre ecosistemas’, entre la ciudad consolidada y la naturaleza ‘al otro lado’, que nazca a partir del pinar, las dunas, el viento, el sol y la sal, con su morfología y sus cualidades, y proporcione un espacio permeable para los habitantes de El Puerto de Santa María.
Es necesario destacar la importancia del viento como origen y generador de la ciudad. Así.. ¿Por qué no generar un espacio con ese espíritu y morfología dunar? Un espacio urbano entre el mar y la ciudad, un anfibio entre lo natural y lo artificial, un espacio natural y urbano al mismo tiempo; con la representatividad e identidad suficientes para reactivar la zona.
El hotel ubicado en la esquina noroeste de la parcela es la cabeza visible de la operación. Escoge las mejores vistas de la Bahía y, al mismo tiempo, se abre hacia el sur, exprimiendo lo mejor de cada una de las orientaciones disponibles.
Las terrazas escalonadas de los extremos cumplen una doble función: por una lado permite a las habitaciones de esquina disfrutar de una zona exterior propia y por el otro, al inclinarse, no obstaculizan el soleamiento de la piscina en las primeras y las últimas horas del día.
Como si de una continuación del cordón dunar existente se tratase, el hotel se ubica en el ángulo noroeste de la parcela asumiendo una morfología inspirada en la duna: suaves ondulaciones talladas por el viento y una sección inclinada que lo hacen parecer parte de la topografía del lugar.